27.7.13

Raúl Lozza, 1946


 Holas, ¿cómo va? Espero que bien. Bueno, en esta ocasión, tengo a mano un dibujo de Raúl Lozza, que dice "46". Durante un tiempo, sus obras tenían cada una por nombre un número -del 1 al 1000, y no sé si más también-. No se corresponde el dibujo -¿un boceto de la obra 46, quizá?- con la pintura de aquí abajo, la número 78. En estos casos, el dibujo es un plan para arribar a un resultado, un medio para un fin y no un fin en sí mismo. Pero es un noble fin de todas maneras, no debemos ser talibanes del dibujo. Hoy por hoy, bastante que alguien agarre un lápiz para analizar con él una idea en un papel.

 Bueno, pero yo no sé si puedo opinar mucho. ¡Hace como un mes que no dibujo nada!

A la izquierda apreciamos un número de serie.
¿Es esto una estampa de grabado, acaso?
Habrá que investigar más sobre los afamados MADÍ.
 En fin. Lo que importa es que a partir de ver el dibujo, podemos empezar a inteligir las pinturas de Lozza de otra manera. "Las líneas están, aunque no las veamos". Sí, las líneas son como el sol en un día nublado. Qué lindo eso. Igual, Lozza añade la variable del color. Una paleta acotada que, en mi modesta opinión, atrae amablemente al ojo. ¿Es esto diseño o pintura? No sé. Quién soy yo para opinar, ¿no? Pero qué pasa: La pregunta puede ser otra. Por caso: ¿Tiene la obra esa de los colorcitos, pensamiento detrás? ¿O es una cosa caprichosa y hecha así nomás?

 Yo diría que el procedimiento se hace carne por la repetición del método. Ya lo dijo el maestro de Bruce Lee: "No temo a un hombre que sabe diez mil técnicas. Temo al hombre que practicó la misma técnica diez mil veces".

 Así que, ¡a practicar!

 ¡Saludos!